Histología del sistema reproductor femenino

Glándula mamaria

Las glándulas mamarias de las mamas se encuentran en la pared torácica anterior, por delante de la fascia profunda y los músculos pectorales; separadas de ellos por el espacio retromamario. Cada mama está formada por glándulas mamarias y tejido conectivo circundante. Si bien no siempre es considerada una de las partes del aparato reproductor femenino, estas son influenciadas por los cambios cíclicos de este.

Las glándulas mamarias son glándulas sudoríparas apocrinas modificadas, siendo estructuralmente dinámicas, lo que significa que su anatomía cambia en función de la edad, la fase del ciclo menstrual y el estado reproductivo de la mujer. Las glándulas están activas en las mujeres adultas después del parto (periodo posparto).

La glándula se compone de 15-20 lóbulos secretores que están separados por bandas fibrosas denominadas ligamentos suspensorios de la mama (de Cooper). Los lóbulos secretores contienen numerosos lobulillos formados por las glándulas tubuloalveolares. Los conductos galactóforos convergen y se abren en el pezón. Cerca de sus aberturas, los conductos galactóforos están revestidos de epitelio queratinizado escamoso estratificado.

Histológicamente, hay dos tipos principales de células asociadas a los conductos y lobulillos mamarios, las células epiteliales glandulares y las mioepiteliales. Las células epiteliales glandulares se encuentran recubriendo el sistema de conductos, mientras que las células mioepiteliales residen en la profundidad del epitelio, entre las células epiteliales y la lámina basal. Las células mioepiteliales tienen otra función: su contracción ayuda a la eyección de la leche durante la lactancia.

Refuerza tus conocimientos sobre la histología de la glándula mamaria con la siguiente unidad de estudio y cuestionario:

Ovarios

Los ovarios son pequeñas estructuras en forma de almendra en las que se desarrollan los ovocitos y se producen las hormonas sexuales femeninas.

Los ovarios están recubiertos externamente por una capa de epitelio escamoso simple a cúbico conocido como mesotelio ovárico (una extensión del peritoneo), excepto en el lugar de unión del mesovario que suspende el ovario. El ovario propiamente dicho está rodeado por una gruesa cápsula de tejido conectivo fibroso denso, la túnica albugínea, revestida por el epitelio superficial.

La mayor parte del ovario consiste en una corteza, en la que pueden encontrarse folículos ováricos. La parte más interna del ovario es la médula, altamente vascularizada.

Durante el desarrollo embrionario/fetal, las células germinales inician su diferenciación en oogonia, sufren división celular (mitosis) antes de entrar finalmente en la profase de la meiosis I, sin completarla. En esta fase, las células pasan a denominarse ovocitos primarios y suelen formarse hacia el quinto mes de desarrollo fetal, permaneciendo latentes en esta división meiótica hasta justo antes de la ovulación (con lo que permanecen latentes hasta cincuenta años).

La corteza del ovario está poblada por folículos ováricos que pueden verse en distintas fases de desarrollo. Estos incluyen folículos primordiales, folículos primarios, folículos secundarios, folículos terciarios y folículos maduros.

Obtén más información sobre las diferentes etapas del desarrollo folicular y las características histológicas distintivas en la siguiente unidad de estudio:

Pon a prueba tu conocimiento sobre la histología del ovario con el siguiente cuestionario:

Tuba uterina

Las tubas uterinas, también conocidas como oviductos o trompas de Falopio, son tubos pareados unidos al útero que se extienden hacia los ovarios. De distal a proximal, cada trompa uterina puede dividirse en cuatro partes: el infundíbulo, la ampolla, el istmo y la porción uterina.

Histológicamente, la pared de la tuba uterina consta de varias capas:

• Serosa: compuesta principalmente por mesotelio y tejido conectivo
  
• Capa muscular: esta capa se divide a su vez en una capa circular interna, relativamente gruesa, y una capa longitudinal externa, más fina.
  
• Mucosa: esta capa presenta finos pliegues longitudinales que se proyectan hacia el lumen de la tuba uterina. La mucosa está revestida de epitelio cilíndrico simple con dos tipos de células: células epiteliales ciliadas y células epiteliales no ciliadas.
  

La trompa uterina y su revestimiento epitelial experimentan cambios cíclicos junto con los del útero, en respuesta a los cambios en los niveles hormonales. Durante la fase folicular, las células epiteliales sufren una hipertrofia cíclica, mientras que durante la fase lútea tienden a atrofiarse.

¿Quieres saber más sobre la histología de las diferentes partes de las tubas uterinas? Trabaja en la siguiente unidad de estudio y cuestionario:

¿Quieres un desafío? Descubre tus puntos débiles sobre estas importantes estructuras con el siguiente cuestionario:

Pared uterina

El ciclo menstrual provoca una serie de cambios cada mes (en circunstancias normales) que se producen por la acción de las hormonas en los órganos reproductores femeninos. Consta de dos ciclos que interactúan y se sobreponen: el ciclo ovárico y el ciclo uterino.

• El ciclo ovárico pasa por tres fases: folicular, ovulatoria y lútea. Todas estas fases permiten la maduración y liberación del óvulo.
• El ciclo uterino consta igualmente de tres fases: menstruación, proliferativa y secretora. Las fases uterinas actúan preparando el útero para una posible fecundación y embarazo.

Así, los cambios cíclicos de la pared uterina (endometrio) durante el ciclo menstrual están representados por diferentes fases.

• En la fase proliferativa (días 1-14) del ciclo uterino, el endometrio se prepara para la implantación.
• En la fase secretora (días 14-28), el endometrio se convierte en un entorno rico en nutrientes para la implantación del óvulo fecundado.
• Si no se fecunda ningún óvulo, el endometrio se desprende, lo que significa el inicio de la fase menstrual. La producción hormonal del ovario disminuye, ya que el cuerpo lúteo empieza a degenerar.

Aprende más sobre los cambios estructurales y funcionales de la pared uterina a través de la siguiente unidad de estudio:

Cuello del útero

El cuello uterino es la región cilíndrica terminal del útero que se abre en la vagina. Consta de dos partes (supravaginal, vaginal), dos aberturas (orificio interno, orificio externo) y un conducto del cuello del útero.

En el ectocérvix se pueden encontrar cuatro tipos de capas celulares (de superficial a profunda):

• Células superficiales
  
• Células intermedias
  
• Células parabasales
  
• Células basales
  

El conducto del cuello uterino, también conocido como endocérvix, está revestido de epitelio glandular, concretamente epitelio cilíndrico secretor de moco.

La zona de transformación marca el lugar de transición abrupta entre el epitelio escamoso estratificado vaginal y el epitelio cilíndrico simple cervical. En las mujeres en edad reproductiva, la zona de transición se encuentra justo fuera del orificio externo, en comparación con antes de la pubertad y después de la menopausia, donde la zona de transformación se encuentra en el conducto del cuello uterino.

La mucosa cervical alberga glándulas cervicales grandes y ramificadas. La cantidad y viscosidad del moco secretado por las glándulas varía considerablemente durante el ciclo menstrual y depende de las hormonas ováricas.

Fortalece tus conocimientos sobre las características histológicas del cuello uterino con la siguiente unidad de estudio:

¿Quieres poner a prueba lo que has aprendido? Responde al siguiente cuestionario:

Placenta

​​La placenta es un órgano que se desarrolla a partir de tejidos fetales y maternos y proporciona intercambio gaseoso, nutrición y protección al feto en desarrollo. Consta de un componente fetal, formado por el corion frondoso, y un componente materno, formado por la decidua basal.

El disco placentario se compone de dos superficies diferentes, la placa coriónica, también conocida como componente fetal y la placa basal o componente materno. La placa coriónica está cubierta por el amnios, o membrana amniótica, que segrega líquido amniótico para proporcionar protección y amortiguación al feto, al tiempo que facilita los intercambios entre la madre y el feto. En la profundidad del amnios se encuentra el corión, una membrana más gruesa que continúa con el revestimiento de la pared uterina. Al inicio del desarrollo de la placenta, toda la placa coriónica está cubierta de vellosidades coriónicas. Estas vellosidades aumentan de tamaño y producen el corión frondoso o porción fetal de la placenta. Las vellosidades coriónicas de la placenta completamente desarrollada contienen una red de capilares fetales, lo que permite una superficie de contacto máxima con la sangre materna. Los intercambios entre la circulación fetal y materna se producen en el espacio intervelloso.

La placa basal o componente materno de la placenta, es una superficie artificial, que emerge de la separación de la placenta de la pared uterina durante el parto. Esta superficie está formada por la decidua, que consta de tres partes: la decidua basal, la decidua capsular y la decidua parietal.

Además, aquí se encuentran varias células especializadas, como las células deciduales, las "células X" trofoblásticas y los citotrofoblastos.

¿Quieres saber más sobre la histología de la placenta y las distintas células que la componen? Navega por la siguiente unidad de estudio:

¿Quieres poner a prueba lo que has aprendido? Responde al siguiente cuestionario para averiguar lo que sabes sobre este tema: