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Como interpretar una tomografía de abdomen

Normal CT scan of the abdomen
TC o TAC del abdomen

La tomografía computarizada (TC o TAC) es uno de los procedimientos de imagen médica más utilizados en la práctica clínica, junto con la radiografía (rayos X) y la resonancia magnética (RM). Cuando se sospecha de un proceso patológico en la cavidad abdominal con síntomas como dolor abdominal, la radiografía y la TC son los métodos de elección porque son rápidos, baratos, están ampliamente disponibles, no son invasivos y pueden realizarse sin preparaciones especiales del paciente.

La TC es una técnica de imagen que utiliza haces de rayos X para producir imágenes que representan los tejidos en dos y tres dimensiones en función de su densidad. La densidad de las estructuras se expresa en unidades Hounsfield (UH) y refleja el nivel de absorción de los haces de rayos X por determinadas estructuras del cuerpo. Oscila entre +1000 (hiperdenso), 0 (isodenso) y -1000 (hipodenso).

Este artículo explica cómo interpretar una tomografía abdominal con ejemplos concretos de imágenes de TC del abdomen.

Puntos clave sobre la tomografía de abdomen
Definición La tomografía computarizada es un procedimiento de imagen computarizado basado en rayos X que genera imágenes transversales o "cortes" del cuerpo
Mecanismo El mecanismo se basa en un haz estrecho de rayos X de rotación rápida dirigido hacia el paciente, que produce señales que son procesadas por el software de la máquina
Terminología Hiperdenso - estructuras brillantes (generalmente huesos)
Hipodenso - estructuras oscuras (generalmente aire)
Isodenso - estructuras grises (líquidos)
Contenidos
  1. Orientación y enfoque
  2. Anatomia abdominal en la tomografía
    1. Pared abdominal
    2. Huesos
    3. Cavidad peritoneal
    4. Órganos sólidos
    5. Örganos huecos
    6. Vasos sanguíneos
  3. Bibliografía
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Orientación y enfoque

Cómo orientarse en una imagen de TC

Antes de entrar en la descripción detallada de las estructuras que podemos observar en la TAC abdominal, es importante saber cómo orientarse para su interpretación. Los cortes axiales (imágenes transversales) son los más utilizados en la práctica clínica, pero cuando es necesario, la TC puede producir otras perspectivas (sagital o coronal). En el caso de los cortes axiales, puedes imaginarte que estás mirando a la persona directamente desde sus pies (siendo tu izquierda el lado derecho del paciente).

La máquina de TC proporciona una serie de cortes transversales que pueden convertirse en una imagen en 3D. La máquina de TC también te permite "crear ventanas" para poder visualizar diferentes estructuras en el mismo TAC. Por "ventana" se entiende el ajuste del contraste para cambiar el aspecto de la imagen y resaltar determinadas estructuras. Para examinar las estructuras abdominales, se puede cambiar entre la "ventana ósea" y la "ventana de tejidos blandos", en función de las estructuras que queramos observar. Para obtener una imagen completa de la anatomía abdominal, el examinador debe desplazarse a través de los cortes desde craneal (proximal) a caudal (distal) mientras examina las estructuras de inicio a fin.

Al examinar el abdomen mediante TC es importante utilizar un enfoque sistemático. Esto significa que el examinador debe centrarse en un órgano a la vez para ser evaluado de forma individual y exhaustiva. Además, cuando un paciente acude con una presentación clínica específica (por ejemplo, fractura ósea), el radiólogo no debe centrarse sólo en una estructura, sino en toda la exploración. Estas técnicas minimizan la posibilidad de pasar por alto pequeños cambios estructurales y hallazgos incidentales que pueda presentar el paciente. Uno de los enfoques recomendados incluye los siguientes pasos:

  1. Examinar los bordes anatómicos de la región.
  2. Identificar el nivel de exploración con puntos de referencia anatómicos; bóveda diafragmática (T10-T11), tronco celíaco (T12), arteria mesentérica superior (L1), arterias renales (L2-L3) y bifurcación aórtica (L4).
  3. Analizar la cavidad peritoneal y el espacio retroperitoneal.
  4. Repasar los órganos dividiéndolos en huecos y sólidos.

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Anatomia abdominal en la tomografía

Pared abdominal

Los examinadores suelen comenzar su exploración en la TC observando las estructuras más laterales y avanzando después hacia la línea media. Al observar el abdomen, debemos empezar por la línea externa que representa la piel y el tejido subcutáneo de la pared abdominal. Medial a esta línea, podemos identificar los dos grupos de músculos de la pared abdominal: músculos anterolaterales y músculos posteriores. En el compartimento anterolateral, se pueden identificar las tres capas musculares (músculos oblicuo externo, oblicuo interno y transverso del abdomen) junto con el músculo recto del abdomen y su vaina. El grupo posterior incluye los músculos dorsal ancho, psoas mayor, ilíaco, erector de la columna, cuadrado lumbar y psoas menor. Estos músculos están incrustados alrededor de la hiperdensidad de la vértebra lumbar.
Si se preserva la integridad de la pared abdominal, la línea externa debe ser totalmente lisa.

Anteriormente, en la línea media, la línea alba puede verse como una banda fina que mantiene unidas las dos mitades del músculo recto del abdomen. Si hay un ensanchamiento de la separación entre las mitades del recto abdominal, se debe pensar en una hernia o de un simple estiramiento de la línea alba (diástasis de los rectos). Debe prestarse especial atención a la vaina del recto; un traumatismo contuso puede provocar el desgarro y la hemorragia de las arterias epigástricas inferiores. Como no hay capa posterior de la vaina del recto por debajo de la línea arcuata, la sangre entra fácilmente en contacto con el peritoneo y puede causar peritonitis.

Huesos

Después de abarcar la pared abdominal, el examen debe continuar observando la "ventana ósea" que resalta las estructuras óseas. Si se observa la porción proximal del abdomen, pueden verse las costillas de ambos lados. Lo más importante de esta región es examinar detalladamente las vértebras lumbares y los procesos espinosos vertebrales correspondientes. La posición correcta de las vértebras en la línea media y su aspecto hiperdenso y liso en la exploración indican que su anatomía está intacta. Cualquier cambio en estas características puede indicar patología ósea (fracturas, luxaciones, lesiones osteolíticas y osteoblásticas).

Cavidad peritoneal

En algunas ocasiones, las estructuras torácicas pueden verse en la TC abdominal (por ejemplo, elcorazón y la base de los pulmones). Esto se debe principalmente a que los radiólogos deben asegurarse de examinar los aspectos más superiores de la cavidad abdominal. Cuando se observa la cavidad peritoneal, el examen debe comenzar por la base de los pulmones y continuar hacia abajo mirando a través de la "ventana pulmonar". Al descender por la cavidad peritoneal, el examinador debe prestar especial atención a las acumulaciones de aire anormales, sobre todo alrededor de los órganos huecos. En caso de presencia de una extensa zona de color negro que suprima los órganos contra la pared abdominal, debe sospecharse la existencia de neumoperitoneo. A continuación, deben identificarse las formaciones peritoneales del abdomen (omento mayor y menor, mesenterio y recesos). El omento mayor se extiende desde la curvatura mayor del estómago y el duodeno hasta el colon transverso, mientras que el omento menor se extiende entre el estómago y el hígado. Los mesenterios están situados entre los intestinos y la pared abdominal. Pueden dividirse en mesenterio propiamente dicho (para el intestino delgado), mesocolon transverso (para el colon transverso), mesocolon sigmoideo (para el sigmoideo). En la cavidad abdominal hay varios recesos peritoneales (pliegues de peritoneo) situados alrededor del duodeno. Se trata de los recesos duodenal superior e inferior, retroduodenal, paraduodenal, duodenoyeyunal y mesentericoparietal.

Además, deben examinarse los espacios intraperitoneales para detectar la presencia de líquidos y masas. Se procede definiendo el espacio retroperitoneal. Anatómicamente, es el espacio entre el peritoneo y la fascia transversal que recubre los músculos de la pared abdominal posterior. Normalmente, ni el peritoneo ni la fascia son visibles en la TC. Por lo tanto, hay que centrarse en los músculos mencionados para definir el borde retroperitoneal posterior, y para el borde anterior aproximado utilizar la superficie renal anterior (fascia renal).

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Órganos sólidos

Al examinar los órganos sólidos, es de gran importancia comprobar su tamaño, forma, homogeneidad y zonas anormales de densidad. Debemos buscar un aumento del tamaño del órgano o una forma anormal. Estas alteraciones pueden deberse a hemorragia, edema, efecto de masa del tumor o hematoma, desplazamientos de vasos u órganos adyacentes. Además, los agentes de contraste pueden aplicarse para comprobar el flujo sanguíneo y evaluar así la irrigación de los órganos. La falta de perfusión conduce a la muerte irreversible de los tejidos (necrosis, infarto).

Los órganos sólidos incluyen al hígado, vesícula biliar, bazo, páncreas, glándulas suprarrenales y riñones.

El hígado suele ser el primer órgano sólido explorado, ya que es la estructura más prominente en la TC abdominal. La densidad normal del hígado suele ser ligeramente más brillante que la de los músculos y el bazo. El parénquima hepático debe ser sólido y homogéneo. Si los conductos biliares intrahepáticos son visibles sin agentes de contraste, se trata siempre de un hallazgo patológico (es decir, inflamación de los conductos - colangitis). Los conductos extrahepáticos son normalmente visibles y deben inspeccionarse en busca de dilatación y obstrucción. Para examinar los vasos hepáticos y portales es necesario aplicar contraste. Con ello se pueden descubrir las lesiones hipervascularizadas (es decir, tumores).

La vesícula biliar está llena de líquido (bilis) y es hipodensa en comparación con el hígado. Hay que prestar atención a la presencia de cálculos biliares, que pueden aparecer como masas hiperdensas (como hueso) dentro de esta.

La característica más importante del bazo en la TC es la forma del órgano y la integridad de su cápsula. El tamaño del bazo puede variar de una persona a otra, por lo que el signo inequívoco de agrandamiento no es el tamaño del órgano, sino su forma. El bazo normal tiene una superficie visceral cóncava; cuando se agranda, esta superficie se invierte y se vuelve convexa.

El páncreas y las glándulas suprarrenales suelen analizarse en conjunto, ya que se encuentran en el mismo plano transversal. Los bordes del páncreas deben ser nítidos; los bordes abultados o las masas intraparenquimatosas pueden indicar tumores o pancreatitis aguda. Es importante examinar el tejido pancreático en busca de cualquier signo de masas sólidas, líquidas o quísticas. Después de esto, los examinadores se concentran en evaluar el conducto pancreático, que normalmente es delgado e hipodenso, buscando alguna dilatación u obstrucción de este. También, se comprueba si las glándulas suprarrenales contienen masas irregulares que puedan representar diversos tumores (por ejemplo, feocromocitoma).

Los riñones parecen tener forma elíptica. Podemos evaluar el sistema pielocalicial hiperdenso (seno renal) rodeado de parénquima renal hipodenso. Aquí, se evalúa si hay señales hiperdensas del seno renal que indiquen la presencia de cálculos renales.

No hay forma de diferenciar la corteza y la médula en la TC, excepto si se utiliza contraste para examinar el flujo a través de los vasos sanguíneos renales. De esta forma verás claramente una corteza muy vascularizada (90% del riego sanguíneo renal) o cualquier otra masa hipervascularizada (por ejemplo, tumores).

Örganos huecos

Los métodos de elección para el examen de los órganos huecos suelen ser la endoscopia y la radiografía con contraste de bario. La tomografía computarizada también puede estar indicada en algunos casos que son difícilmente visibles en los métodos anteriormente mencionados. Algunas de estas indicaciones son: procesos inflamatorios (por ejemplo, apendicitis) y lesiones intramurales (por ejemplo, úlceras, pólipos).

Los órganos huecos del abdomen son el estómago y los intestinos. Al analizar estos, nos debemos fijar en las siguientes características;

  • Las paredes y los lúmenes de cada parte del tubo.
  • La permeabilidad del lumen. Si alguna masa obstruye el intestino, éste aparecerá dilatado proximalmente a la masa y colapsado distalmente a ella.
  • La distribución de las asas del intestino delgado. El cambio en la distribución de las asas puede indicar ciertas anomalías, como torsión, encarcelamiento e invaginaciones.
  • La integridad del haustra del intestino grueso. La forma del haustra puede alterarse en muchas enfermedades, como la colitis ulcerosa (pérdida completa - signo del tubo de plomo), la enfermedad de Crohn (ulceraciones segmentarias) y el carcinoma colorrectal (signo del núcleo de manzana).

Vasos sanguíneos

Por último, mediante una TC pueden examinarse los principales vasos sanguíneos del abdomen. Estos vasos suelen incluir la aorta abdominal y/o la vena cava inferior (VCI). La aorta abdominal discurre retroperitonealmente, por delante de los cuerpos vertebrales, desde el hiato aórtico del diafragma (T12) hasta la vértebra L4. Termina dividiéndose en dos ramas terminales (arterias ilíacas comunes izquierda y derecha). La vena cava inferior está situada en el lado derecho de la aorta. Va desde la confluencia de las venas ilíacas comunes (L5) hasta el foramen de la vena cava inferior del diafragma (T8).

En primer lugar, debemos comprobar si sus diámetros son normales. La dilatación de los vasos indica un aneurisma de la aorta abdominal (afección médica urgente) o una trombosis de la VCI.

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Kim Bengochea Kim Bengochea, Universidad Regis, Denver
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